Para conseguir mantener una dieta sana y equilibrada hay que marcar algunas líneas rojas a la hora de comer. Una de las más claras es la de evitar comer, siempre que sea posible, productos ultraprocesados.
Para entender las razones por las que hay que decir NO a esta serie de productos, lo primero es deshacer una confusión muy habitual: los ultraprocesados son productos comestibles, pero no son alimentos. Hablar de “alimentos ultraprocesados” es del todo incorrecto. Con ello ya podemos empezar a hacernos a una idea de por qué no son la mejor opción para nutrirse bien.
Un ultraprocesado es básicamente un producto comestible que ha creado la industria alimentaria a partir de sustancias que sí que proceden de los alimentos. Es decir, un producto que se ha manipulado industrialmente para parecer un alimento de verdad. Un producto que persigue básicamente con esa manipulación ser muy apetecible y por lo tanto que se venda muy bien.
Son productos ultraprocesados las bebidas azucaradas, la mayoría de precocinados, la bollería denominada industrial, las carnes y embutidos procesados, las galletas, los snacks y un largo etcétera.
Cuando vamos a comprar, para saber si estamos ante un producto ultraprocesado o un alimento de verdad, únicamente debemos mirar la etiqueta. Los productos ultraprocesados jamás incluyen ingredientes frescos y contienen numerosas sustancias aditivas para darles color o sabor. Además, muchos de los ingredientes que incluyen, como refleja la etiqueta, han sido sometidos a procesos como la hidrogenación o la extrusión para cambiar sus características.
¿Por qué hay que limitar la ingesta de productos ultraprocesados?
Dado que lo que buscan los productos ultraprocesados es ser muy apetecibles, las formulaciones de la mayoría de ellos incluyen elevados niveles de azúcares, grasas y sal, por lo tanto, son muy altos en calorías. Además, los tratamientos industriales a los que se someten los ingredientes que incluyen estos productos hacen que pierdan muchas de sus propiedades nutritivas originales.
De entrada, un producto ultraprocesado apenas nos aporta nada a nivel nutricional. Por contra nos pueden perjudicar. Es bien conocido que la ingesta de productos con altos niveles de azúcares, grasas y sal crea una cierta adicción por lo que el consumo de ultraprocesados con frecuencia conduce al sobrepeso, a la obesidad y puede ser la base de patologías más graves como la diabetes o la hipertensión.
¿Cómo evitar el consumo de productos ultraprocesados?
Las tiendas de alimentación y supermercados tienen en sus lineales más productos ultraprocesados que alimentos reales. Además, la poderosa industria de la alimentación invierte mucho dinero en publicidad para hacernos irresistibles esos productos. Esa es la realidad. Por ello es muy difícil escapar de su consumo.
Es esta la razón por lo que una correcta alimentación empieza a la hora de comprar los alimentos. En nuestra cesta de la compra deben predominar los productos frescos, las frutas y verduras, las carnes y pescados sin procesar, las legumbres, germinados y otros alimentos que sí son de interés para nuestra correcta nutrición.
Si se consigue eso, un consumo ocasional de productos ultraprocesados no presenta mayor problema. Aunque incluso cuando se hagan estas concesiones, a la hora de elegirlos es aconsejable mirar las etiquetas y tener en cuenta que incluso entre estos productos hay diferentes grados.
Es decir, para darnos un capricho de un producto poco sano, hay que escoger el que menos daño puede hacernos.